EL FÚTBOL ES INOCENTE | | |
Gerardo Molina Especial Nuevo Estadio ( 11-08-08) Bogotá Pareciera ser que el fútbol ha venido a reemplazar al antiguo circo romano, el deporte produce en los pueblos del mundo sentimientos, pasiones, y amores desenfrenados, como también histeria colectiva y tristezas incontrolables que derivan, en muchos casos, en actitudes de “ira”. Siempre ha existido un tipo de “ira” a la que hemos dado en llamarla “violencia”, ese termino estuvo relacionada comúnmente al ámbito de los partidos de futbol, cuyo origen no es reciente sino que se remonta a Europa y mas precisamente a Inglaterra en el siglo XIII. En los anales de la historia de la violencia en el futbol, los primeros involucrados han sido tanto los jugadores como sus hinchas que transformaban la competición en campos de batalla, donde se enfrentaban clubes de distintos pueblos, los que se consideraban rivales por sus costumbres sociales. Evidencias de esta situación las podemos hallar en un partido disputado entre el Liverpool y Manchester United, el se suspendió debido a la disturbios provocados en las graderías. Eso fue en 1912. Esta violencia genera la aparición de un fenómeno harto conocido, en los años 60, el nacimiento del "hooliganismo”, hinchas de los equipos de futbol de ese país, que se convirtieron en un símbolo del fútbol inglés. Inglaterra "lideró" sin duda el movimiento, que provocó varias tragedias, como la que tuvo lugar en Sheffield en 1989, donde murieron 93 personas durante una semifinal jugada entre el Liverpool y al Nottingham Forest. El comportamiento de los hooligans, considerada la enfermedad de los ingleses se transformo en un modelo exportable para los hinchas del fútbol de muchos países. En America Latina, se conoció al fenómeno como “barras bravas”, fue la Argentina donde llegó primero para después extenderse a países como Chile, Uruguay, Perú y Colombia. Colombia, ha pasado a ser protagonista de la universalidad de los casos de violencia relacionada con el fútbol, para intentar analizar posibles soluciones a este flagelo, hemos citado los orígenes, pero debemos ser cautelosos y saber que el deporte no puede ser considerado como el chivo expiatorio de este mal. “Yo siempre digo que el pañuelo no tiene la culpa de las lágrimas. Al pañuelo van a parar las lágrimas, pero no vienen del pañuelo. Y con la violencia pasa lo mismo: la violencia no viene del fútbol, va a aparecer al fútbol. Pero el fútbol no es en sí un deporte violento", opina el poeta Uruguayo Galeano. Bogotá, Cali y otras ciudades, han vivido una importante escalada de violencia, un tema como apreciamos por demás complejo, que no debe prestarse a confusiones; este fenómeno no es generado por hinchas queriendo defender los colores de los equipos o por fanatismo, euforia y júbilo, sino que la verdadera causa es la pelea por dinero y poder. Detrás de las peleas y amedentraciones que vemos, se esconde “un negocio”, muestra de ello, encontramos la utilización de diversos métodos para recaudar fondos producto de negociaciones con las dirigencias deportivas, a la que se suma la connivencia con los jugadores, obtención de avales de los clubes de dan vía libre para la venta y reventas de boletas, flete de buses sin costo para el presenciar los partidos, cobro de dinero a vendedores informales que rondan las inmediaciones de los estadios, libre venta de sustancias prohibidas, cobro adicional de estacionamiento de vehículos y en paralelo suelen encargarse, con los avales institucionales, de la seguridad interna de los estadios. Las barras bravas, controlan y se nutren de la gente de sectores más vulnerables económicamente, los mismos son utilizados a cambio de la obtención de “espacios” que la misma sociedad les niega muchas veces, es futbol donde existe la posibilidad de sentirse representados e incluidos bajo la figura de grupos de afinidad que excede lo futbolístico, se crean códigos de convivencia cuyo patrón conductor es la rivalidad, se piense en función de enemigos. Otra de las verdades no escritas en el manual de la violencia, es que muchos entrenadores y cuerpos técnicos entregan un porcentaje de sus sueldos, lo que actúa de motor para que este modelo se consolide y crezca de modo impune con más fuerza. La carnetización, como se está proponiendo, atiende el efecto del flagelo, pero no las causas, como medida es necesaria, pero no parece ser el camino para destrabar este conflicto creciente que perjudica directamente no sólo al espectáculo deportivo, sino que deja mal herido al deporte y la imagen del país en su totalidad. La alternativa que se percibe más viable no es aumentar la burocracia y los controles legales, sino entender que el deporte no comienza a jugarse en los estadios, sino en sociedad en donde se debe planificar como poner foco en la calidad de vida de la población, seguridad centrada en el respeto al prójimo, aceptación de ideas diversas y el diseño de un sistema de educación que se base en la responsabilidad social. Por este camino, cuyo proceso no es inmediato, la violencia al final del partido perderá por goleada. Nuevo Estadio : . : Carrera 20 No.46-35 : . : Teléfonos: 878 1700 - 878 1756 : . : Fax: 878 1778 Manizales : . : Caldas : . : Colombia e-mail: nuevoestadio@nuevoestadio.com |
Who is Gerardo Molina Maddonni? A best-selling author. Internacional Public Speaker in Sport Marketing & Brands. He writes books, consults Guru with Fortune 500 companies. (molinas2003@hotmail.com / gmolina@euromericas.com/ ceo@gerardomolina.com) Visitenos en Facebook: EUROMERICAS